woensdag 28 juli 2010
Catalonië verbiedt stierenvechten (II)
Het gedicht Colorado - 580 kg verscheen eerder in een drietalige uitgave bij de bibliofiele uitgeverij In de Bonnefant in de reeks Nieuwjaarsuitgaven(2004).
Colorado - 580 kg werd in het Spaans vertaald door Pura López Colomé en in het Engels door Peter Boreas.
Fragmenten van een aquatint uit de serie After Nature van Jan Hendrix sierden de omslagen.
SOBRE LA MUERTE DEL COLORADO . 580 Kg
El patio de juegos parecía de par en par.
Una moña te habían clavado en el costado
Como si la tierra de los grandes pastizales
Te hubiera condecorado, con su interminable
Pacer y pastar bajo el sol donde rumiabas
Felizmente, respirabas hondo descansando
A veces, con la cola balanceándose
Sobre un verde pompadour. Tu deslizamiento
De entrada desde los toriles rumbo a la arena.
Tus ojos parpadeando y mirando de soslayo.
Cazando a los agitadores tras los rojos
Burladeros. Planicies enarenadas
Sólo tuyas por un rato.
Cribas de arena entre tus cascos.
Luego la espada de acero te atraviesa,
Hace astillas espina, nervios y tendones.
La terca furia llora dentro, hondo.
La sangre escurre, chorrea
Por los costados. Gotea, gotea
El rojo que enrojece voluptuosos
Labios. La peluda lengua se abulta
En promiscuo pacto, mientras
Las banderillas quedan atrapadas
De dos en dos entre la piel. Pero tú
Jadeas sobre el pasto tierno, compañero de juegos,
Te comes con los ojos al maestro de danza
Que te convoca, y asientes y miras
Y avanzas de paso en paso
O te retiras, chorreando sangre
Espumeando por la boca. La cola
Erguida y agitada. Este tosco
Cuerpo debe rebosar tristeza,
Nostalgia por aquellos verdes días,
Las caricias, bajo la ansiosa
Luz. Observas, acezante. Tu cabeza
Denota falta de fe. Pero el bailarín
Se concentra en tu lomo, halla
El punto justo, valora la distancia
Parado de puntas. Y tú,
Colorado, inclinas la cabeza,
Restriegas un casco, indeciso.
La buena fortuna no yerra. En lo absoluto.
Tos de sangre, cascabeleo de muerte. Caída.
Un sueño de infinito pacer y pastizales.
Tr: Pura López Colomé
ON THE DEATH OF A COLORADO • 580 KG
The playing field seemed open. Someone
Stuck a rosette into your side,
Like being decorated
By the land of grass, and its endless
Grazing and sun in which you
Ruminated so contentedly, and breathed,
That put you to rest, your tail swishing
On green pompadour. The sliding
On your entry from the vaults of the
Arena. Your eyes blinking and squinting.
Chasing the agitators back behind the
Red wooden screens. The sandy plain
Yours for just a while.
Sand grates between your hooves.
Then iron spear stabs, splinters
Spine, nerves and tendons.
Stubborn anger weeps deep inside.
Blood seeps, streams down
The sides. Drips, drips
The red that reddens voluptuous
Lips. The hairy tongue bulges,
Promiscuous covenant. While
Banderillas are caught in
Pairs in the skin. But you
Breathe young grass, playmate,
Ogle the dance master who
Calls you and you nod and look
And you advance a step or
Retreat, blood dripping, foam
At the mouth. Your tail stuck
Up and wagging. This rugged
Body must be filled with sadness,
Nostalgia for those green days,
The caresses, in the eager
Light. You watch, panting, your head
Registers disbelief. But the
Ballet dancer focuses on your back,
Finds the spot, judges the distance
On the tips of his toes. And you,
Colorado, bend your head, scrape
A hoof as if undecided. Good
Fortune is unerring. Up to the hilt.
Blood cough, death rattle. Down.
A dream of endless grass and grazing.
Tr: Peter Boreas
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